jueves, 8 de diciembre de 2016

SUPLICIO, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

SUPLICIO

Estuve en esa silla esperándote siempre
pero nunca llegaste y ofrendaste mi vida;
yo tuve de amor infinitas sed y hambre
y siempre me negaste de venida y de ida.

Esa silla es mi banca de dolor infinito
porque ya me perdiste desde esa madrugada
y estoy aquí esperando doblado, suavecito,
para que al fin no pierda y me lleve la fregada…

Mi cariño es eterno y se alimenta de odio.
Tiene piedras de olvido y retoña cariño.
Pero pienso no ésta ¿la existencia del tedio?

Mis dudas se alimentan de mi falta orgullo
y todo me entretiene en tensión infinita
pero tal vez termine en nada: Perogrullo.

lunes, 28 de noviembre de 2016

ARRINCONADO, Benjamín A. Araujo Mondragón

ARRINCONADO

Estoy en el rincón de mis huesos y mente,
clavado aquí en mis pensamientos forajidos
y pienso que se extinguen mis recuerdos
y que pasa la vida como en un recorrido.

Estoy, y no mi culpo, en desconcierto
porque nada es verdad y nada es cierto,
estoy solo de ruidos, soy desierto
y quiero disfrutar del desconcierto.

Aquí sumido en este rincón tan personal
quiero ser mar de sincero y no hacer mal.

lunes, 21 de noviembre de 2016

EXTINCIÓN, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

EXTINCIÓN

No me muero de amor.
Muero por verte
clavada, aquí, en mi cama
y entregada a mi sin prisas
ni retobos; no me muero,
mi amor; no, no me muero,
pero si ya no estás me seco
como una planta que nunca
hayan regado, la lluvia
de mis lágrimas, no consigue
calmar mi seco suelo y...
muero, simplemente, no crezco:
¡me extingo sin tus besos!

lunes, 17 de octubre de 2016

"A SURCO..." DE BENJAMÍN ARAUJO MONDRAGÓN, Gildardo Montoya Castro

A SURCO DE PROPÓSITOS 
de 
Benjamín Araujo Mondragón

Gildardo Montoya Castro


   Cuando desde la capital mexiquense, vía internet, Benjamín Araujo Mondragón, poeta, cuentista, ensayista, periodista, promotor cultural y asimismo autor del trabajo Será mi asilo el mar. Biografía de José María Heredia y Heredia, el cual fue un poeta y libertario cubano, quien falleciera en la ciudad de México en 1839; cuando, insisto, me pidió le consiguiese un espacio para presentar su nueva propuesta poemática intitulada A surco de propósitos, en esta Feria del Libro de Chapingo, en la parte conclusiva de su mensaje apuntó: "Diles que yo fui el creador, el diseñador, de la Primera Feria del Libro en Chapingo"; y, así, al asumir la misión encomendada por mi amigo, por supuesto que no olvidé la puntilla, el énfasis final de su recado: "Diles que yo..."; pero, además, preparé en mi alocución la nutrida, diversa foja productiva en el ámbito cultural de Araujo Mondragón; dije, por ejemplo, que él, precisamente, se había desempeñado como jefe de Publicaciones en la UACh, en los años 1984-1986, cuando era Director de Difusión Cultural el también escritor Ignacio Betancourt Robles, tiempos que corresponden a la brillante gestión del doctor Ignacio Méndez Ramírez como rector de nuestra casa de estudios; señalé, a la vez, que entonces Benjamín Araujo, al frente del Departamento de Publicaciones, cumplió una destacada labor editorial al proponer y publicar obras, autores, que no envejecen. Se trataba de textos de una perdurable catadura artística, un profundo humanismo. 

     Nuestro invitado tuvo la acertada visión de introducir en una institución de educación superior, netamente agronómica, libros indispensables como Bajo el oro pequeño de los trigos, de la poeta Enriqueta Ochoa; a la par se editó una antología poética del vate chileno Juvencio Valle, y se dio a la luz un bello libro, Canto a la Tierra, de Antonio Rodríguez, que homenajea a la obra maestra que pintara Diego Rivera en la capilla que hoy lleva su nombre; o se rescató del olvido a Alberto Michel y sus Narraciones, confidencias y otros textos. Emparentado con ello, no olvido aquella ocasión que Benjamín, emocionado, se acercó a mi lugar de trabajo para mostrarme, esto si mi mala memoria no hace de las suyas, un ejemplar de la revista Vuelta, de Octavio Paz, donde aparecía un comentario del reconocido ensayista y poeta Gabriel Zaid, quien miraba con buenos ojos que una institución científico-técnica hubiese tenido el tino de volver a editar el mencionado texto de Alberto Michel... Total, que cuando expuse ante Graciela Flores, actual jefa de publicaciones de Chapingo, este nutricio, vasto recuento del paso de mi amigo por estos lares, ella, con prontitud, respondió: "Por supuesto, será un honor recibirlo".

     Dicho esto, ahora es el momento de que abordemos propiamente el libro que nos reúne,  intitulado A surco de propósitos, texto que permitió a su hacedor entrelazar en un solo viaje los trabajos  A propósito (1981) y Surco de palabras (1984), con el agregado de versos de su más reciente etapa creativa... Pero ¿qué papel cumple la literatura, la poesía, la palabra en nuestro escritor toluqueño? Un principio de respuesta sería anotar que tiene publicados por lo menos diez títulos; indicar que ha participado con sus versos en treinta antologías; pero quizá lo más preponderante a destacar es su sólida convicción de que la palabra-palabra, aquella que va más allá del simple lenguaje, la palabra que busca imantarse en el lector, esa palabra debe sellar un compromiso destinal, definitivo, con asuntos cruciales, impostergables, que todo artista debiera atender: la belleza, la bondad, la ternura, el amor, la solidaridad y la escamoteada verdad. De ahí que exprese continuamente, en los foros donde se presenta, su disgusto, su total rechazo de lastres tan en boga en los tiempos que vivimos, esto es : la mentira, la corrupción, la falta de democracia, luego de lo cual,enfático, suele proferir: "Me parece terrible la demagogia". En ese sentido, A surco de propósitos conforma una retrospectiva vivencial, existencial, amorosa y de notable, sentida fe política. Vale señalar que Benjamín lleva en su barcarola de palabras aquellas enseñanzas reveladoras que descubrió allá en la infancia, ese luminoso instante significativo, pues tuvo la oportunidad de convivir en su entorno familiar con hombres sapientes como Ernesto de la Peña y el poeta mexiquense Heriberto Enriquez; este último, dice, le dejó una profunda influencia en su tarea formativa, en su decisión vocacional. El poeta Enriquez lo acercó a la obra de autores tutelares como Horacio, Virgilio, Ovidio, Sófocles; sin olvidar darle a conocer el brioso, explosivo impulso plasmado  por los poetas "malditos": Baudelaire, Verlaine, Rimbaud... Aquí cabe precisar que Araujo, en su libro más reciente y otros de su prolífera pluma, va dejando constancia admirativa de quienes le han obsequiado latencias, modos de ver y vivir el mundo, la condición humana. Sus homenajes, por ejemplo, a Pablo Neruda, Walt Whitman, Miguel Hernández, Efraín Huerta, Tomás Segovia, José Saramago, Facundo Cabral y tantos otros, nos hacen recordar lo dicho por Jorge Luis Borges con trazo asertivo: "Que otros se jacten de los  libros que les ha sido dado escribir; yo me jacto de aquellos que me fue dado leer."

     Al adentrarse en este trabajo es posible constatar aquello que Araujo ha dicho en alguna parte: "Mi filosofía de la vida es muy sencilla: amar"; ese poderoso sentimiento irriga vitalidad, hondura, elasticidad expresiva a su canto que no precisa una temática específica, estacionaria. Podríamos expresar aquí que al poeta Benjamín le ajusta muy bien la sentencia clásica: nada de lo humano le es ajeno; así, con esa entereza, nuestro autor, por ejemplo, puede tomar la pluma para transmitir al lector el sentir paradójico, el filo, las claves de algún infortunio:

                                  Estoy segura de la vida
                                  me dijiste un día
                                  estoy segura repetiste
                                  y lo dijiste firmemente un día
                                  y otro y otro y otro
                                  hasta convencerme
                                  y al día siguiente
                                                          no acudiste a la cita


    En el libro que nos ocupa encontramos aquí, allá, una profunda huella, maridaje, digamos, de su poesía con los intereses del autor por la política, por los aconteceres que buscaban y buscan horadar oscuridades asfixiantes; para decirlo coloquialmente: el poeta no le saca al bulto a labrar versos que más de uno podría calificar como "contestatarios" o "panfletarios". Por ello conviene citar sus propias observaciones sobre el tema en cuestión, esto cuando señala categórico: "Si el autor cree que debe tener una actitud política consciente y definida en su obra, ello de nada le servirá si, antes, no ha aclarado su compromiso con la palabra". 

            Apunté ya que son muchos los versos que parecieran trazados estrictamente por motivaciones de índole social, y sin desdecirme de lo anterior, me permito citar un poema que funde en un todo varias obsesiones del escritor mexiquense. Me refiero a lo que sucede por las calles y lo que sucede puerta adentro, esa música íntima, raíz o guía de lo que somos...  


                                    Sentado en el sofá del pensamiento
                                    aspirando a decir cosas importantes
                                    mi padre
                                    una mañana como cualquiera
                                    antes de salir
                                    de la puerta de casa
                                    me regresó
                                    no te dirijas violentamente
                                    por las calles
                                    no me culpes
                                    equivócate y no implores
                                    ni aprendas
                                    comprométete y ya
                                    yo no he podido
                        

    Un rasgo o recurso expresivo sobresaliente en este libro, es la aparición con cierta frecuencia de textos tocados por la instantaneidad; "minipoemas", los llama el propio autor, cuya eficacia radica en una irónica, lúdica, relampagueante resolución, que nos lleva inevitablemente a recordar las inaugurales propuestas de raigambre orientalista en tierra mexicana vertidas por José Juan Tablada; pero más bien, creo, los poemas de Araujo guardan parentesco con los famosos poemínimos del cocodrilo Efraín Huerta, quien solía definirlos como "una mariposa loca, capturada a tiempo y a tiempo sometida al rigor de la camisa de fuerza".

           Doy dos ejemplos de esta poesía breve que Araujo muestra en su nuevo opus y en su libro precedente, Liturgia amaneceres y otros poemas :


                                   TENER

                                    Entre tener
                                                y no tener
                                     me decidí por su dulzura

                                    --------------------------------------------
                                   

                                    Pausadamente
                                    Pausadamente
                                    No lo olvides
                                                    he de encontrar
                                     tu prisa por la vida
                                             
                               
        
   Otro aspecto notable en esta poesía es el interés del autor por estimular a sus versos de una continua, incesante carga de connotación erótica, esa "poética corporal" o "sed de otredad", según  expresión de Octavio Paz. Los dos libros que contiene A Surco de propósitos despliegan, como ya dije, varios intereses o asombros temáticos, sin nunca dejar de soslayo la necesidad deseante, lo sensual como anhelo, como pérdida, donde cabe la inquietud de una pregunta :
                                                    
                                             ¿Cómo bajaba a ti sin comprenderte;
                                                para entender tu sexo porque me comprendía?

Al mismo tiempo, en el erotismo cabe un cierto sentido del humor tocado por la ironía:
                                                     

                                               Estoy seguro
                                                                        con tu mirada lo subrayas
                                                que tienes un enorme deseo
                                                                                        que no me comunicas
                                                 ...¿qué?... ¿qué no lo sabías?...


      Considero que Araujo Mondragón  ---también autor de los libros Frontera interior, (1994), Apetencias (1999) y Decires (2011)-- centra la fuerza de su lírica en aquello que pedía Nietzche a todo creador: escribir con el fulgor, la intensidad, la música, de la propia sangre; en ese sentido, ante la ausencia de su padre, precisa, testimonia, doliente unción homenajeante, a su árbol primero:

                 Ocultaste la luz,
                 tomaste el camino de la noche,
                 te vestiste de triste
                 y callaste;
                 así tu voz se hizo miel
                 de silencio
                 

       Finalmente, señalo que A surco de propósitos nos brinda la oportunidad de volver a abrazar a un entrañable amigo que, en el ya un tanto lejano 1984, trajo, brindó a Chapingo,  buenas nuevas en la difusión del fenómeno cultural y artístico. Por aquellos días nos conminó a no dejar para mañana la lectura de textos valiosos, interminables, páginas rebosantes de indiscutible universalidad. Entonces, con toda seguridad, Benjamín tenía en mente el precepto borgiano que reza: "Somos los libros que nos han mejorado". Pero también A surco de propósitos permite conocer a un poeta que parte de la idea  de que "la inspiración es sobre todo trabajo; mucha lectura, mucha escritura, mucha autocrítica". Permite también hacer nuestras la animosidad; pero también la ternura, la alegría de vivir, la sensualidad de sus versos que apuntalan la anhelada buenaventura en nuestro paso por la tierra. Decir convencidos, comprometidos: "Mi filosofía de la vida es muy sencilla: amar".

"LITURGIA..." DE BENJAMÍN ARAUJO. UN TIEMPO HECHO PALABRA, Eduardo Cerecedo

LITURGIA, AMANECERES Y OTROS POEMAS,
DE BENJAMÍN ARAUJO
UN TIEMPO HECHO PALABRA

                                                                 Por Eduardo Cerecedo

El hombre siempre se ha preocupado por el tiempo, él mismo es tiempo, ahora encontrado en la escritura del poeta. Con esa fuerza espiritual de quien escribe, asume la realidad efímera de soportar la historia. Así inicia un recorrido por lo que se es, por lo que ha realizado con su labor de creador. Benjamín Araujo, se pregunta, se responde mirando el poema crecer, es ahí donde se establece ese juego, vida-escritura para dar un preámbulo a la faena. Y en su recorrido por el tiempo de creación, manera de ser con su actividad cotidiana. Minipoemas y homenajes cierran de manera justa este libro cuyo valor poético se instala en la fragua de imágenes, con el pensamiento del poeta.

   Una senda donde quien escribe maneja a la naturalidad, ritmos, imágenes, llenando de emociones cada poema, cada verso, cuyo lenguaje nos aproxima a la realidad literaria, siendo el producto, un poema en verso libre. La manera de respirar del poeta, se sostiene el versos prolongado, otros más breves, hasta llegar al minipoema, vía al homenaje de aquellos poetas que le sirvieron de base en su formación como artista del verso. Benjamín Araujo con certeza fija su manera de trabajar con cadencia, respetando la concordancia entre un oxímorom,  la prosopopeya, sinestesia vía la metáfora que se extiende según el manejo, al intercalar sensaciones de distintos registros sensoriales, en ese orden, se encamina la palabra del nacido en la capital del Estado de México en 1949.

    Con esa salud se abre camino para expresar el sentido del gusto, del recuerdo que ya es memoria en cada poema. De tal manera,  Liturgia, amaneceres y otros poemas, corresponden a ese orden, el de la memoria, cuyas perspectivas se miran desde otro tiempo, ya en calma se despliegan las maneras de la energía, ajustadas en la anécdota, la descripción, préstamos literarios que se hacen de la prosa. Así el poeta al usar esa libertad de expresión le da un sentido distinto al verso y con ello al poema. Sirva pues, la experiencia de vida con el manejo del lenguaje para decir su mundo, a veces irónico, otras no tanto, festivo en arte poética, centrando así su voz, que pide anuencia para expresar su alegría por la vida.

    Formas de convenio con el espíritu. Palabra, voz, se ratifican para decir, lo que ve con ese árbol, que se asoma por sus ojos para, así mirarse en el paisaje de lo que fue. Así vida-escritura confirman el caminar por la vida, dejando como recuerdo, la historia de cada día. Un dejo de nostalgia se deja sentir en la poesía, al decir tiempo, se complace en mirar a su alrededor.

Los temas que han acompañado al poeta surgen de manera innata, El amor, la muerte, la soledad, la problemática social, el gusto por saber observar a su alrededor, descubrirse en esa mirada, lo vuelve un tanto triste, pero la música lo levanta, lo sostiene para decidir el cambio de actividad. Ahora el poeta es un gran observador, media entre su hermano el hombre, con la fraternidad de caminar uno cerca del otro. La preocupación por los niveles sociales, se ajustan  a la necesidad de nombrar las cosas, los actos, la vida, pasar de una estancia a la otra sin mayores remordimientos que los provocados por la escritura poética. Dice la voz “Gota de agua/ que se derrite/ por amor a las nubes”. La sorpresa en los versos siempre provocará en el lector ese asombro tan anhelado en la poesía que se lee. Se puede leer en otro poema: “Estábamos a obscuras, mirando hacia la nada/ pero vino la luz, arrastró la esperanza”. Benjamín Araujo ha llegado a la madurez con su poesía, lo exquisito de sus poemas se instalan en este poemario del cual me ocupo en comentar.

Momentos de altura poética cubren este libro, para bien del poeta, escuchen” Mira mi voz,/es una flama/que se contagia con tus ojos”. Siempre aparece la voluntad de superar los momentos lúgubres, por una sonrisa, con el ánimo que desde su primer libro ha acompañado, al autor de A propósito. Así se despliega un caminar por la literatura, por el mundo de los libros, ya como creador, ya como crítico. Enhorabuena por tu trabajo creativo Benjamín Araujo.

Benjamín Araujo, Liturgia, amaneceres y otros poemas, Pról. de Raúl Cáceres Carenzo, FOEM, 2013, Colección Letras: Summa de días. Ilustraciones de Norberto Quintín Valdés López. (203 pp.)



lunes, 12 de septiembre de 2016

LIGAS, Benjamín A. Araujo Mondragón

LIGAS, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

LIGAS
Estoy ligado a ti,
como fenómeno simbiótico,
ligado a ti...y pleno:
con el gozo de estar en tus ojos
y en tu pensamiento...

Tengo aún el calor de tus besos,
y el roce de tu piel en mis manos;
quiero saber de ti todo, todo:
saciarme de tu biografía
hasta sentir que soy ya parte de ella.

Estoy ligado a ti:
tengo el cordón umbilical de los sentimientos
atado irremediablemente a ti
y muy bien me sabe...

No me quejo, peor aún me felicito
por estar ligado a ti por siempre
en un hoy eterno. Eterno. Eterno....
eterno, sin que cuente el tiempo;
ni la división entre día y noche...

EL OTOÑO ME AMAÑA

EL OTOÑO ME AMAÑA

Otoño amarllento, solaceo, levantisco,
anunciador de penas y alegrías matutinas;
quiero mirarte siempre desde mi edad de risco
y pasarme las horas con noches repentinas.
Eres una verdad que se acerca a los fines
y levantas rumores como noticias finas
quiero tenerte siempre como a los delfines
y saber que me quieres con buenas clementinas.
Por eso ya te espero con ansias infinitas
para que el año muera y con él la esperanza
florezca con el nuevo calendario de hojas finas.


Benjamín Araujo Mondragón

martes, 30 de agosto de 2016

AL CREADOR, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

AL CREADOR


Tú Señor de los cielos,
que para entendernos
sufriste en la cruz,
padeciste tormentos,
humillaciones, traiciones,
no permitas que me separe
de ti; y de tus promesas
que son, sintetizando,
la Gloria infinita,
la eternidad.
Dame la fuerza en esta mano
y en la otra, en la cabeza,
en todo el cuerpo para
servir al prójimo y amarlo
sin importar su condición
o estado.
Dame la fuerza para ser
potente refugio de mis
hermanos, de quienes
me busquen; y dame
la fragilidad suficiente
para saber llorar con ellos
si es necesario, o para
darle el aliento y el optimismo
suficiente para hacerles
sonreír frente a todas
las adversidades.
Quiero ser piedra y fortaleza,
refugio y amparo, oídos atentos
y voz sabia y consciente para
dar lo que el prójimo necesita
sea quien sea, incluyendo
a mis enemigos, si los tengo;
y si no los hubiere dame fuerza
para soportar ser bendito por ti
por ser diferente sin envanecerme
ni crear envidias, ni recelos
por los siglos de los siglos, Amén...los
Amén.

HÉCTOR O LA AMARGURA DEL VIAJE..., Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

HÉCTOR O LA AMARGURA
DEL VIAJE…

... los caballos
haciendo resonar los carros vacíos por los caminos de la guerra.
en duelo de sus conductores sin reproche. Ellos sobre la tierra
yacían, de los buitres más queridos que de sus esposas.
La Ilíada…


Amargura sin fin, en ese viaje eterno,
Héctor arrastra su tristeza en el polvo
la inmortalidad consoladora no existía
mientras Zeus promueve violencia y
más violencia entre los hombres.
Helena mientras tanto, teje y teje
como si la esperanza fuera telar
humano y se pudiera tejer como
una araña lo hace para que caiga
su presa; mientras Príamo sufre
asimismo por la fuerza del poder
de Aquiles, que le ha matado ya
a varios hijos y amenaza con que
Héctor no vuelva nunca más a
gozar con la paz de su casa…
El hombre, incapaz de sentir
su miseria, se doblega al dolor
y jura doblegar a los otros;
eso ocurría con Aquiles, víctima
también de Zeus que doblegó
a Príamo, su padre, y doblegará
a Héctor, como lo hizo con sus
hermanos, víctimas del santo
destino de dolor y de sangre.
Humillación tras humillación,
la fuerza por la fuerza, Agamenón
arrebató a Aquiles su amor, su
mujer, su amada y le humilló
por la fuerza como una ley
implacable, inamovible,
que hace imposible la paz
y el sosiego y las vidas en
calma, en sosiego y amor.
Pareciera una ley inmóvil
caída de los cielos:
la violencia se aferra a los
hombres, los abraza y degüella
para que sólo exista una ley:
la de la fuerza del hombre
sobre el hombre…
Helena teje y teje, como araña
que cose una mentira, espera
lo que no llegará, espera y sueña;
crea un cielo de amor, de paz
y de futuro, que le ha sido negado
por los dioses: no lo sabe y teje,
teje, teje, sin saber que Atenea
goza a su hombre, por engaños
de Aquiles; que se solaza en
una venganza eterna contra todo
que es un modo de vengar la nada.