lunes, 23 de febrero de 2015

RESPIRO, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

RESPIRO

Miro el aire en torno mío,
veo la corriente del viento,
mi piel siente su frescura
recibe su aliento amoroso
y sale disparado a mis vías
respiratorias para darme
vigor y fuerza y hacerme
correr tras de lo pensado.

Miro al viento me circunda
y siento que me atrapa
y me persigue, logra ver
en mi a una víctima propicia
y soy ya parte de su ser
cosa tan bella y cierta
verdadera como su imagen
inatrapable pero existente.

Somos agua y aire,
somos vida y frescura,
somos bendiciones
de la naturaleza
en la vida cotidiana.

¡Dios existe, dice el viento...!
hacerme su presa y me
persigue: ¡¡¡cosa tan bella
y cierta, verdadera como
su imagen inatrapable

pero existente…existente!

martes, 17 de febrero de 2015

ADOLECER, CARECER...TENER, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

Tengo todo en la vida: no me quejo.
Tengo la vida misma, día con día;
tengo la perspectiva de vivirla,
tengo seres amados a mi lado,
tengo necesidad de amarlos
y de verlos, día tras día;
tengo el aire puro que respiro,
tengo la luz del día, cada mañana;
tengo la salud que Dios me proporciona
y tengo tus bellos ojos que me miran;
tengo tus piernas bellas en mi cama;
tengo tu cuerpo atado a mis deseos;
tengo la perspectiva del deseo,
tengo el yugo bello de los sueños;
tengo la sed y bebo gota a gota;
tengo hambre de letras y poesía;
tengo la belleza del mundo
y sus paisajes, sus gentes y animales:
tengo mis ojos frescos cotidianos;
tengo, tengo, tengo, pero carezco...
Carezco de la paz que no vivimos;
carezco de la justicia que de niño
mis mayores me enseñaron;
carezco de tu amor si hay enojo;
carezco de los míos cuando me alejo.
Carezco del amor de tu mirada,
carezco de tus labios y tus besos.
Carezco de tu cuerpo cuando viajo,
carezco del dormir si no descanso;
carezco del reposo si ajetreo,
carezco de mirarme entre tus ojos.
Tengo mucho que agradecer
y oro, todos los días, por lo
que me ha faltado: yo incompleto.
Adolezco de todo si me miras
y tendré de tu parte mil perdones;
lo que hará que no tengo ya tu crítica
y me mires con gozo y con pendones.
Visitas: 2

jueves, 5 de febrero de 2015

MIMISMO, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

MIMISMO

Benjamín A. Araujo Mondragón.

Paseaba ese día, muy quitado de preocupación alguna. Oteaba en el horizonte, distraído. Veía todo sin mirar. De pronto una sensación extraña me fue bajando de la cabeza al pecho; y de ahí al estómago. Presentía algo malo. Pero no sabía qué, o por qué. Mis testículos se achicaron. Esa sensación era preparación para algo muy malo. La descarga de adrenalina así lo presagiaba...

La despreocupación desapareció y parecí estar listo para todo. Una fuerte descarga me hizo voltear hacia el árbol inmediato: ¡¡¡era yo mismo con actitud simiesca!!! ¡¡¡Yo mismo enarbolando mis propios libros como armas mortales para atacarme!!! ¿Era eso un acto de profunda autocrítica? -me pregunté en mi fuero interno-...pero no alcancé a contestarme porque me alcancé a Mimismo y pude golpearme...
El golpe que me dió Mimismo contra la cabeza fue con mi más reciente poemario -una antología, solicitada por el Consejo Editorial de mi entidad de origen- "Acaeceres", de más de trescientas páginas, de pasta dura y con un filoso disco compacto que provocó se me abriera la cabeza y sangrara.

Más que el golpe la intensa emoción de reconocerme convertido en un mono con mis mismos rasgos faciales y mis repugnantes gestos, era la pieza central de mi tamborileo cardiaco, mi sequedad bucal y mis desorbitados ojos -todo como conjunto de mi hipertensión que subió con la intensidad que, presentí, habría de provocarme otro infarto...pero no, no sucedió afortunadamente-; para finalmente reconocer que no tenía una reacción acorde con lo que veía y sentía.

Como pude logré atrapar al simio, a Mimismo, y con una fuerza que me desconocía logré atarlo (¿atarme?) y ´ponerlo (¿me?) en un pequeño baño de la entrada de la casa, a la que llegué trastabillando con Mimismo ya atado...

Que todo sea un sueño, que esta pesadilla acabe pronto, me repetía momento a momento...pero no terminó ahí. La bronca siguió; y sigue…(¿hasta cuándo?...¿en qué parará todo…?)…

Mis temores continúan y se han ido acrecentando conforme pasa el tiempo. Mi vida ya no es la misma. Mi rutina se ha roto en mil pedazos. Todo se acabó, o parece haber fenecido. Además de cambiar de rutinas: trabajo, costumbres, amistades; ¡vaya, incluso mi matrimonio con Teresa que estaba programado desde hacía ya seis meses, culminó con la ruptura absoluta. De nada sirvió habernos ennoviado por casi diez años.

 Así vivo ahora. Alimentando a Mimismo, cotidianamente, con el temor de que un día se desate y me propine una chinga de órdago.