jueves, 30 de mayo de 2013

CAÏN Y ABEL, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

CAÍN Y ABEL

En la deshonra de las noches calladas,
mi llaga se esconde de mi conciencia
debo tener paciencia, mucha paciencia
pues la culpa persigue mis voces, y mis hadas.

Es mi hermano, el hombre, mi hermano
ya difunto, que me hace expiar mis penas
y sus pasos, persiguen, son condenas
de mis pasos lejanos, y cercanos…

El destino es muy cruel, ya lo imagino,
cercando mis angustias, y mis culpas
tengo los pies bien firmes, mi destino
es mi esclavo infiel: ya soy difunto.

El cruel final de Abel, me quita el sueño;
saber que fui yo, el cruel, mi pesadilla
y rondar la orillas, da culpa y zancadilla
y ya quitar la culpa; ese es mi empeño.

¿Por qué hados tan crueles, me dibujan,
me cercan, me asimilan…? Me ablandan,
me atropellan, me tiran, desesperan
y no me dejan paz, pues ¿qué esperan

de mí? Digo, ¿qué esperan? ¿Qué corra,
me acelere, me vaya por las calles
lamentándome a gritos…? ¿qué enloquezca?

No sé, en verdad, no sé, vago en lamentos.
No sé ya ni lo que hago. Ni lo que digo, sé…
soy un desastre; arrastro la cobija,
lloro y me desespero, tiro hacia no sé dónde
y vago como loco, la noche es un tormento.

¿De quién me escondo acaso, si nadie me persigue…?

Pero la culpa avanza, crece, me ahoga, me consume…

miércoles, 22 de mayo de 2013

SETENTA VECES SIETE, Benjamín A. Araujo Mondragón


SETENTA VECES SIETE
UNO

Siete veces siete te lo he dicho:
¡te amo!
Setenta veces siete me has 
respondido:
"Espera un poco"
Ya no puedo esperar
son muchas mis ansias
de poseerte;
corro el riesgo de caer
en otros brazos,
seguramente los equivocados,
si no me das ya el ¡¡¡sí!!!
el sí, inmediato,
setenta veces te lo reiteraré:
¡¡¡te amo, te amo, te amo...!!!

DOS

Setenta veces siete
te he perdonado;
somos humanos digo,
y se que debo hacerlo,
pero todo llega siempre
hasta el abismo;
y no busques más
colmarme la paciencia.

TRES

Setenta veces siete
he vuelto a ti,
lo siento,
y no me arrepiento;
setenta veces siete
seguiré en este rumbo
hasta conseguirlo...
*Imagen tomada de la Revista electrónica "Setenta Veces Siete", de Myriam Jara.
Autor: Mejía.

martes, 7 de mayo de 2013

PAZ; PAZ; ¡¡¡PAZ!!!, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón


PAZ, PAZ, ¡¡¡PAZ!!!

El mundo es un pañuelo
que se ha incendiado ahora,
desde siempre despide fuego,
de violencia y desdicha:
sólamente sigamos lo que dictó
Jesús: ¡amaos los unos a los otros!

Pero no parece sencillo,
aunque amar sea fácil:
dejemos que el árbol 
de la viiolencia, ya pare,
y deje de crecer; 
ahora tiene frondosas ramas
que cubren por doquier el mundo.
Parece sencillo. Sólo amar.
amar es la fórmula.
Pugnemos por la paz.

miércoles, 1 de mayo de 2013

ALMOHADA-LUNA, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón


ALMOHADA-LUNA

Hoy he querido acostarme
con la luna de almohada,
las estrellas de sueños
y los fantasmas de despertares
inmundos, soñolientos;
hoy he querido enmohecerme
con la luna de almohada
tener profundos sueños
y buenos despertares;
hoy he querido acostarme
con los luceros sueños
despertarme mañana, ya muy tarde,
muy tarde...pero estar a tu lado
y solazarme contigo,
salpicar en tu cuerpo
mis buenos deseos y dejar ya el mal fario,
que nos ha perseguido en las noches insomnes
y en tus desvaríos...

Hoy he venido desde lejos
para regalarte mis sueños
y darte buenas noches
amor de mis amores;
hoy he venido aquí,
a verte, dormitar en mis hombros
conminar a tus sombras
a descansar un tiempo
y relajar tus músculos
cansados y con frío...

Hoy he traído la calma
para tu noche tibia;
te regalo de almohada
esta preciosa luna llena
y estos brillantes luceros
para que sean tus sueños.


COLIBRÍ DE ILUSIONES, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón


COLIBRÍ DE ILUSIONES

Lascivia temblorosa de las tardes de lluvia
cuando tu cuerpo balbucía en Morse
su respuesta al mensaje del tejado.
Gilberto Owen


Un enano, gigante del vuelo y la hermosura,
recorre ante mis ojos estética veloz
en su vuelo pautado hacia las flores
con una prisa que sólo conozco
en el temblor de las hojas
                                            y tu cuerpo
en los momentos previos
a recibir al colibrí de las ilusiones.

Es un canto su vuelo, por exacto y silente,
vuelo civil ardiente de posesión,
grandeza de precisión y entrega,
pequeñez de abeja agigantada;
monumento de entrega y dominio plenos.

El sol, en ambos casos, es cómplice y testigo;
el colibrí presiente las promesas tan dulces
entregadas a su flauta de Pan,
como mi cuerpo sabe, desde tus miradas,
que tu cuerpo es la flor, espléndida,
sonámbula de entrega y rendición.