lunes, 26 de noviembre de 2012

CLAUDIO DE ALAS (1886-1919), Harold Alvarado Tenorio


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Claudio de Alas
Gilberto Freyre demostró en Casa Grande y Senzala (1933) como los africanos enajenados a América fueron más cultos que sus amos “blancos”. En las Senzalas languidecieron médicos, poetas, estrategas, ebanistas, arquitectos, filósofos, ingenieros y sabias mujeres que transmitieron a los hijos de los explotadores el placer de los alimentos, la danza y el cuerpo. Melodías, pucheros, cama, todo delata nuestra negritud. Para muestra varios botones: Machado de Assis, Lezama Lima, Elvis Presley, Martin Luther King, Gabriel García Márquez, Frank Sinatra, Jorge Amado y sin duda, el mismísimo biógrafo del atroz redentor Lazarus Morel.
Si a  José Hernández “Matraca” debemos el gauchaje,  a Bartolomé José Crespo, un gallego apodado Creto Gangá, las prosodias y sintaxis de Guillén y Ballagas al reinventar los lenguajes de los barracones  bozales y cabildos congos, que prolongarían Pales Matos, Martán Góngora, Cesaire, Pepin o Mateo Morrison.
A esa raza y estirpe pertenece el colombiano Claudio de Alas [1886-1919]. Según todas las crónicas, Jorge Escobar Uribe habría nacido en Tunja en el seno de una familia de numerosos parientes: su padre fue ingeniero de caminos, uno de sus hermanos, general y jefe del estado mayor, otro senador de la república liberal, etc., y muerto en un pueblito de la Provincia de Buenos Aires. En su bien temprana juventud padeció la Guerra de los mil días, y luego viajó por Ecuador, Perú, Chile y Argentina. En Centroamérica, donde hizo parte del ejército que intentó recuperar la soberanía de Panamá, escribió para El Imparcial; en Chile, entre 1906 y 1916 publicó Salmos de muerte y pecadoFuego y tinieblas o el drama de la legación alemana [Santiago de Chile, 1909], y una biografía de Arturo Alessandri. En Buenos Aire El cansancio de Claudio Alas, Visiones y realidades y la novela La herencia de la sangre [ 1919].
Alas, que participó en los Juegos Florales de Chile que ganó Gabriela Mistral con los Sonetos de la muerte en 1914, obtuvo un accésit con un Salmo de amor, en castellano antiguo. Su fama de bohemio elocuente parsifaliano fue apenas comparable a su insaciable lujuria gástrica y etílica, que ejercía en Coppola Splendid, un restaurante donde ganó más de una vez el concurso del mayor comensal de su tiempo al ingurgitarse sin piedad mas de diez platos y no pagar la cuenta.
Rendido admirador de Rubén Darío, en 1916 intervino en uno de los homenajes al cantor, e incluso llegó a murmurarse que estaba neciamente enamorado del nicaragüense [tres años antes (25-01-1913), había escrito al idolatrado: “Poned entre las mías vuestra mano; y vos, como el Hércules; y yo, como el Efebo, a través de la ausencia y la distancia, conozcámonos”].
El 6 de Diciembre de 1917 la revista Sucesos anunció, con estos versos, su partida:
Abandonando el rincón
de esta urbe santiaguina,
en Alas de la ilusión
partió Claudio a la Argentina.
La Buenos Aires de Yrigoyen poco pudo ofrecer a Claudio de Alas, que se encontró, luego de vivir del parasitismo santiaguino, con una metrópoli arrogante y exótica, donde no hubo amistad pero hervían el lujo, el champagne y el crimen. El mundo cruel que retrató Enrique Santos Discépolo en Que vachaché:
Lo que hace falta es empacar mucha moneda,
vender el alma, rifar el corazón,
tirar la poca decencia que te queda...
Plata, plata, plata y plata otra vez...
Así es posible que morfés todos los días,
tengas amigos, casa, nombre...y lo que quieras vos.
El verdadero amor se ahogó en la sopa:
la panza es reina y el dinero Dios.
Decidió entonces refugiarse en la quinta que un pintor inglés tenía en Banfield, donde a medida que traducía de la Salomé de Oscar Wilde, conversaba con el viejo perro del pintor, que ya ni ladraba. Su último texto, titulado Poema negro, delata las tradiciones a que estuvo adscrito: un romanticismo tardío digno de los lectores mórbidos de Julio Flores, su paisano,  cuyos poemas, como otros de Baudelaire, Silva, Poe o Nervo,  poblados de huérfanos, putas, viudas, cadáveres y pérfidas eran cantados en los camposantos de las nuevas urbes y los conventillos de Buenos Aires.Mis flores negras, el famoso soneto de Flores, fue interpretado por Libertad Lamarque en uno de sus primeros filmes sonoros.
El 5 de Marzo de 1918, luego de asesinar al perro, se pegó un tiro en la cabeza. El perro había pasado la tarde junto a él, con sus orejas enhiestas mientras le oía hablar solo. Murió a los 32 años. Una calle de Cuartel IX de Lomas de Zamora lleva su nombre. Nadie le conoce en Colombia.
Poema negro
Cuando moría, me enlazó en su brazo
cual un reptil de palpitante raso;
y con voz afiebrada y lastimera,
me dijo que cual última terneza,
y en recuerdo de toda su belleza,
me dejaba su blanca calavera...
Que robara a la hambrienta sepultura,
ese último jirón de su hermosura,
que una lívida amante me sería,
y en mis horas, alegres o de duelo,
su alma, descendiendo desde el cielo,
al través de sus cuencas me vería...
Pasa el tiempo... El ave silenciosa
del recuerdo voló sobre su fosa,
llamándome a cumplir aquel pedido,
que cual lúgubre flor de sus amores,
me dejó en los postreros estertores,
temerosa a los lutos del olvido.
Y era una noche. Oscuridad y viento;
la lluvia desgarrando el firmamento;
batida en sus ramajes la espesura;
los jardines tronchados y barridos;
y del mar, el estruendo y los rugidos,
resonando a lo lejos con pavura...
Ardiente el corazón, los miembros yertos,
escalé la muralla de los muertos;
y pensando en la súplica postrera
de esa lívida novia del Misterio,
me perdí en el profundo cementerio,
porque iba a robar su calavera.
Por las calles desiertas y medrosas,
buscando en los letreros de las fosas,
llegué hasta su sepulcro solitario.
El viento en los cipreses sollozaba,
y la lluvia, furiosa, me azotaba,
cual queriendo arrojarme del osario.
De una lámpara sorda, bajo el brillo,
su mármol quebranté con un martillo.
Cual fatídico abismo, negro y hondo,
de la tumba la puerta entenebrida
abierta contemplé... De entre su fondo,
brotó una bocanada corrompida!
Y en lo profundo de la negra caja,
entre blancos jirones de mortaja,
la miré desleída y pestilente:
sepultadas sus formas y sus manos,
entre olas hirvientes de gusanos
que tragaban su carne lentamente.
En sus sienes, mechones de cabellos,
sus ojos ¡ay! como ninguno bellos,
convertidos en cuencas pavorosas;
en su boca, que fue roja granada,
una muda y horrible carcajada,
y su pecho en piltrafas asquerosas...
De su belleza, que radió cual astro,
no había allí tan siquiera un rastro.
Era un informe y corrompido andrajo.
La miré contristado, mudo, inerte:
medité en los festines de la Muerte,
y me hundí en el sepulcro abierto a tajo.
Temblorosas, tendiéronse mis manos
al inmenso hervidero de gusanos.
Busqué de la garganta las junturas:
nervioso retorcí... Hubo traquidos
de huesos arrancados y partidos...
hasta que hollando vil las sepulturas.
Huí miedoso entre las sombras crueles,
creyendo que los muertos en tropeles,
levantaban su forma descarnada
corriendo a rescatar su calavera,
esa yerta y silente compañera
de la lóbrega noche de la Nada...
Eso pasó... fue ayer... Hoy, en mi mesa,
cual escombro final de su belleza,
helada, muda, lívida e inerte,
sobre mis libros en montón, reposa,
cual una gigantesca y blanca rosa,
_que ostentase la risa de la Muerte._
Sus grandes cuencas, como dos cavernas,
me contemplan inmóviles y eternas.
Atónito, al mirarlas, me figuro
que su alma tal vez huya del Cielo,
para triste, silente y con anhelo,
mirarme allá, desde su fondo oscuro.
Entonces con amor llego hasta ella,
y cual si fuera, cuando viva y bella,
por sus huesos, mi mano se desliza:
siento de ansia el corazón opreso,
y en el instante en que le doy un beso,
me encuentro ¡ay! con su macabra risa.
Y allá, de la alta noche, cuando escribo,
ante su faz sintiéndome cautivo,
me parece que se abren sus quijadas,
y que en frases muy tiernas, temblorosas,
me pide que le diga blandas cosas,
como en noches amantes y borradas...
Y soñando, la veo transformarse
en la bella de entonces, y acercarse...
y sentirme yo suyo... y ella mía...
Más, al instante mi pupila advierte,
que no es sino la imagen de la Muerte,
que me contempla extática y sombría.
Ya llevan mucho tiempo estos amores...
Es ella quién conoce mis dolores,
los sueños todos de mi vida entera...
Ella me da la desnudez que viste,
y yo el cariño de mi alma triste,
teniéndola de novia hasta que muera.
Y cuando rompa de la Vida el lazo,
cual ella a mí, la enlazará mi brazo,
y antes que en mi redor todo sucumba,
le diré como frase postrimera:
-Acompáñame, pobre calavera,
acompáñame, amada, hasta la tumba!...
Claudio de Alas
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FRAGMENTO DE UN POEMA DE Claudio De Alas...


Y cuando rompa de la Vida el lazo,
cual ella a mí, la enlazará mi brazo,
y antes que en mi redor todo sucumba,
le diré como frase postrimera:
-Acompáñame, pobre calavera,
acompáñame, amada, hasta la tumba!...
Claudio de Alas

viernes, 2 de noviembre de 2012

Décimas calaveras 2012, Benjamín Cortés Valadez



La calavera literaria es una composición en verso tradicional en México. Suelen escribirse en vísperas del Día de los muertos.Antiguamente conocidos como panteones, estos versos nacieron en el siglo XIX a modo de epitafio burlesco y como modo de expresar ideas o sentimientos que en otras oportunidades sería difícil decir.  Fueron frecuentemente censurados o destruidos por la policía en la época colonial, ya que, por lo dicho anteriormente, también servían como medio para expresar descontento con los políticos de la época. Las primeras calaveras impresas fueron publicadas en 1849, en el periódico El Socialista, de Guadalajara.
DÉCIMAS-CALAVERAS 2012

  Profr. Benjamín Cortés Valadez
Ya en las puras canillitas,
México, a falta de huevos,
requiere respaldos nuevos
de dulces calaveritas
para mitigar sus cuitas;
que la calaca, entre risas,
hoy que estamos hechos trizas,
le dé al PRI buena cogida
pa’ que ya nunca en la vida
renazca de sus cenizas.

Catrina, qué gusto verte,
cuán grande es nuestro sufrir;
qué triste es que pa’ vivir
necesitemos la muerte;
que no logren corromperte
ni con Monex ni Soriana:
si el que compró el voto gana,
tú demuéstrales ahora
que tu acción recolectora
jamás se vende por lana.
Ven, que te pelen los dientes
estos prianistas ladrones
y que con sus defunciones
nos hagas sobrevivientes
de este poder que aniquila
porque miente que vigila,
el narco lo ha hecho magnate;
para que les des el mate,
ahi te va la retahíla:
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FELIPE CALDERÓN HINOJOSA

Lo de beodo le ardió tanto,
que maldijo a MVS
y a Carmen, según parece,
la quería en el camposanto;
llegó la muerte y “¡Dios santo!,
¡Galván! ¡Saynez!”, mas las tropas
no lo salvaron y ¡sopas!,
de alivio el país respira
y ahí en su tumba se mira
de epitafio un rey de copas.






ENRIQUE PEÑA NIETO

La reforma laboral
quiso cargarla al saliente,

pero nada, pestilente,

causa grave en su historial,

también en su funeral;

la flaca le dio dos horas

y a la plebe él, sin demoras,

decretó tomara nota:

“Muerte a aquel que a La Gaviota

muestre en vulcanizadoras.”


MANLIO FABIO BELTRONES
Juicio final que corone
vida de daño total

ya lo anuncia el tribunal:

¡Comparece Don Beltrone!;

como no hay con qué condone

su actividad tan oscura

pues cada legislatura

fue un daño más al país,

ya se grafitea con gis

¡MAFIOSO! en su sepultura.



ELBA ESTHER GORDILLO MORALES

De engendro antieducación
dando siempre clara muestra
se declaraba maestra,
dislálica aberración,
y aparte, robo, opresión, 
pero hasta aquí llegó el hueso:
 la muerte, por tanto exceso,
hoy en dulces esponsales
con don Claudio X. González,
ya le retuerce el pescuezo

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR

Fraude pa’ el Trife fue nada;
la muerte a compas, tronante,
por la traición aberrante
los mandó a finca afamada,
es decir, a “La Chingada”.
AMLO con su fiel Morena
murió ya entre grande pena;
Ebrard quiere, junto a expertos,
con su momia dar conciertos
pues ve que el Zócalo llena.

MARCELO EBRARD CASAUBON

Pero eso quedó en intento,
también lo del dieciséis,
porque hasta donde lo veis
ya exhaló el último aliento;
alguien le hizo un monumento
que dice al pie lo que tieso,
de remordimiento preso
escribió de Andrés Manuel;
“Crecí a la sombra de él
y me valió, lo confieso.”


ADELA MICHA

Honoris causa doctora
de universidad jarocha;
le hacen con ello la piocha
para que más mienta ahora;
la calaca vengadora
que el desperdicio repela
de huevos que el pueblo anhela,
viendo que es trágico el vicio
de hablar de un país ficticio,
que la mata por Adela.


ROSARIO ROBLES

Llegó a su cabeza el humo
y a sus principios, olvido;
grita en tono presumido:
“Como priísta me asumo
y al Prd, ni lo fumo”.
Este baluarte de izquierda
al morirse nos recuerda
lo mal que hace el corazón
cuando en tiznada pasión,
cordura, su hija, se pierda.





EMILIO GAMBOA PATRÓN

Su apellido es un apoyo
congénito al capataz,
el resto será nomás
consuetudinario rollo
que es del priísmo el meollo:
juicios de Emilio, certeros,
ya en sus momentos postreros
con la muerte en forcejeos:
“La reforma creará empleos…”
sí, pero de granaderos.

MIGUEL ÁNGEL MANCERA

“Tú a mi no me conflictúas,”
decía pensando en Marcelo,
“votos me  dieron consuelo…”,
cuando ve pasar dos grúas
ominosas como púas;
viendo el negocio infractor
murió ahí con gran dolor;
llegó al rato la ambulancia,
recogerlo quedó en ansia,
tenía inmovilizador.

EMILIO AZCARRAGA JEAN

Su riqueza nexos fragua:
traen droga sus camionetas
y hacen transas millonetas
con el narco en Nicaragua,
Emilio, ya es hombre al agua;
mas “Todo es falso”y sus quejas,
expertas en librar rejas,
lo sacan exonerado
mas con su cadena, ahorcado,
grita: “Slim, ¿qué me aconsejas?”


ALEJANDRO POIRÉ ROMERO

La muerte  y sus tristes farios;
escondida en unas alas
de naves bastante malas,
se cargó a dos secretarios;
Alejandro, miedos varios:
“Cual me apellido Poiré
a una no me subire´”.
fue al final eso un gazapo,
la muerte, agente del Chapo,
se lo cargó andando a pie.

GUILLERMO GALVÁN GALVÁN

Sabiendo que generales
por nexo a narcos ya presos,
con el miedo hasta los huesos,
el sexenio en sus finales
y reacio a funerales
si es el propio, de huir trata,
declara a muerte non grata;
retenes: bondad, paciencia,
pero ya oye la sentencia:
“Gillermo: el que a hierro mata…”

JULIO CÉSAR CHÁVEZ JR.

Para nada al menudeo,
mariguana en su equipaje
para con ella ir de viaje…
pero en un ring de boxeo
con millones de trofeo;
la calaca ya harta de eso
porque su papá confeso
hoy con gran odio la reta,
ora sin hierba lo fleta
en un viaje… sin regreso.

BARACK OBAMA

Con armas que él dejó entrar,
aquí, jóvenes caídos;
la calaca: “Suspendidos
sus deseos de asegundar
y en vez de eso, va a palmar”.
viendo de encuestas el gozo
Obama hizo el grande oso
al no mirar que, con prisa,
la muerte lo hizo ceniza
también rápido y furioso.