jueves, 18 de octubre de 2012

LLUVIA


para  María Eugenia Leefmans,
autora de la novela "Lluvia", que apenas se presentó
ayer, en Metepec, en el marco del Festival Quimera


Le pedí a la naturaleza que llorara,
solicité al infinito, humedades,
quise que por amor mis lágrimas llegaran
para que el niño José María, nunca,
jamás, tuviera pena y dolor
pero fue en vano...

Y fue en vano porque el bebé,
que mañana será poeta romántico
el iniciador del romanticismo
en lengua hispana,
tendrá dolores de parto más grandes
que los míos, los de él mentales,
los míos físicos, transparentes ambos,
por luchar por su patria: Iberoamérica...

Yo soy Lluvia, una mulata, que lo amamantó
en Coro, tierra venezolana, tierra de Bolivar;
tierra de libertad, a mi descendiente de esclavos,
con mi ama, Mercedes, de intermedio...

lunes, 15 de octubre de 2012

AUTO/MENSAJE=AUTOMASAJE


Vine para visitarme
sólo vine para verme;
apenas llegué para saludarme
y verme y desearme lo mejor
en esta semana que inicia hoy...

martes, 9 de octubre de 2012

Semblanza de César Vallejo

www.alfredasis.cl poeta@alfredasis.cl Av. Poeta Neruda 145 Isla Negra Chile 
Muy agradecidos por la difusión de la presente. 


CÉSAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA (Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892 - París, 15 de abril de 1938), poeta y escritor1 peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, "el más grande poeta universal después de Dante". Fue en Lima donde publicó sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), que reúne poesías que si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas melografiadas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió mayormente en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo2 complementado con trabajos de traducción y docencia. En esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que serían publicados póstumamente. Publicó en cambio, libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su más famoso cuento, "Paco Yunque", que fue publicado años después de su muerte. Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos poemarios es de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente humanos. Para muchos críticos, los “poemas humanos” constituyen lo mejor de su producción poética, que lo han hecho merecedor del calificativo de “poeta universal”.

Ernesto "Che" Guevara, recita Los Heraldos negros, de César Vallejo

lunes, 8 de octubre de 2012

M I R A D A S


MIRADAS

Hasta el día de hoy, podremos ser tranquilos;
pero mañana ya no habrá más espera
deberemos caminar, para ver lo que pasa:
habremos, ese día, de mirar hacia arriba,
hacia abajo y para todos lados
sin encontrar la estrecha vereda
que nos muestre la salida.

Ya con la mirada puesta en la salida
vendrán los chillidos, el chirriar de dientes
y la estrechez de pensamiento: sólo,
muy solo por estar ahí te miraré de nuevo
y podré decirte todo lo que te amo.
Más aún te diré cuánto te amé
durante la ausencia y cómo sufrí
por tu desaparición de mis brazos.

Fueron noches sin luna, sin descanso;
tormentas en silencio, lluvias secas,
conjunción de vientos sin impacto.

Fue tétrico el verme así, triste y solo
pero con la certidumbre de que te vería
algún día, sin duda; pero no obstante:
miré tus brazos durante tu ausencia,
vi y sentí tus labios, y tus ojos, tus brazos,
tu cadera, tu espalda, tu mirada:
¡¡¡Ayyyy tu mirada!!!
Esa mirada tan llena de peces y colores,
esa mágica alfombra para mis desvaríos.